Aunque no llegáramos a conocerlo en vida, muchos de los que nos vamos acercando al budismo en este país tenemos una preciosa deuda con Kyabye Khem Tamding Gyatso Rimpoché (Tibet 1926 – India 2002). Su biografía está ligada directamente a los principales movimientos que ha experimentado la cultura tibetana en la segunda mitad del siglo XX. El mismo día, 10 de marzo de 1959, en el que S. S. el Dalai Lama emprendió camino hacia la India debido a la brutal represión china del Tíbet ocupado, Khem Rimpoche partió desde el Monasterio de Ganden, en la región central del Tíbet junto con otros monjes y lamas. El viaje hasta el campo de refugiados de Buxa, en la India, fue largo y duro, pero en la India finalmente pudo reanudar su práctica y sus estudios, hasta que S.S. el Dalai Lama le encargó otra tarea en el contexto de la delicada situación de la cultura tibetana, con más de 100.000 tibetanos en el exilio en una primera oleada y los signos de su cultura milenaria destruidos o perseguidos en el propio territorio. El Dalai Lama le animó a realizar un programa de estudios para profesores, y le dijo que tenía que pensar en dedicar el resto de su vida a enseñar gramática, poesía y la historia de su cultura a los jóvenes tibetanos. Y fue a esto a lo que se dedicó, dejando a un lado sus propias inclinaciones, hasta que cumplió 60 años y tuvo que jubilarse según las leyes del gobierno hindú. Entonces, era 1986, se trasladó a España y fijó su residencia en Menorca. Obtuvo la nacionalidad española y viajó por toda la península dejando una red de centros, que posteriormente ha ampliado y dirige su sobrino el Ven. Gueshe Tenzin Tamding. A este, Khen Rimpoche dio indicaciones precisas sobre el proyecto de una universidad de estudios budistas en España, al modo de Ganden Tsartse en la India. El proyecto está ya muy avanzado en Ventoselos, Orense. Detrás de todo está en el fondo el aliento del propio Dalai Lama, que aboga en diferentes foros mundiales por el encuentro de la amenazada sabiduría ancestral del budismo tibetano, poseedora de profundos y exhaustivos conocimientos de la mente, con la cultura occidental, en un marco de libertad y respeto por los diversos grados de enfoque, desarrollo y compromiso espiritual de la personas.