«Ya sea la riqueza mundana o la «noble riqueza» lo que anhelamos, ninguna es fácil de adquirir. Por arduo que sea trabajar para la riqueza mundana, debemos trabajar mucho más duramente para la noble riqueza de la mente de la renuncia, el amor incondicional, la devoción y la compasión, en especial durante las fases iniciales del camino espiritual.
Kyabje Dilgo Khyentse Rimpoché decía que la única cosa con la que los practicantes no deberían estar nunca contentos es con la cantidad de enseñanzas de darma que reciben, estudian y practican, porque la riqueza del darma es la única clase que vale la pena tener. Es ésta una verdad que un asombroso número de maestros, santos y eruditos del pasado comprendieron tan bien que estuvieron dispuestos a intercambiar su vida misma por una sola palabra de darma. También sabían que aun cuando tendremos que abandonar el cuerpo, la casa y el saldo bancario al morir, el darma es la única forma de riqueza que podremos llevarnos con nosotros.
Si te has prendado de la noble riqueza y te gustaría adquirir un poco para ti, debes primero someterte a cierto entrenamiento básico. Siendo realista, una afición genuina por un sendero espiritual sólo emerge de pascuas a ramos, lo cual no es ni de lejos lo bastante a menudo como para asegurar tu futuro espiritual. La inspiración y el anhelo auténtico de corazón son tan raros que podrías esperar una vida entera y ni experimentarlos una vez. Un disgusto y repulsión genuino por el samsara es igualmente escaso. Y como resulta improbable que se presenten por sí mismos, debes fabricarlos o manufacturarlos. Por consiguiente, una de las primera tareas para aquéllos recién llegados al camino espiritual es revisar sus presunciones básicas y simularlas.
De primeras, hacer que te crees que el samsara es detestable puede parecerte chocante y antinatural pero, al adiestrar la mente una y otra vez para aceptar esa verdad, un sentido genuino de renuncia empezará con el tiempo a desarrollarse en ella. Lo mismo sirve para la devoción, la confianza, el contento o la tristeza. Una vez que cualquiera de estas emociones ha sido fabricada y fraguada durante tiempo suficiente, se convertirá de forma automática en genuina, razón por la que los principiantes deben contentarse con fundamentar la mayoría de su práctica en hacer que se lo creen.»
Dzongsar Jamyang Khyentse
No para ser feliz
Ediciones Dharma